Siempre, sostiene Didi-Huberman (2000), ante una imagen, estamos ante el tiempo. 

Permanecer y transformarse es una propuesta de reflexión temporal, no permanente, estanca o determinante, sino que posibilita interrogarse por el presente de la imagen en clave dialéctica. Se conjugan ante el espectador varios tiempos en distintos planos.

Aquello que vemos y podríamos pensar como síntesis en el instante en que vivenciamos la instalación, no es sino el resultado de un largo camino de proceso e investigación. La temporalidad de la imagen, junto a la propia del material, se vinculan con el modo de percibirlas.

Estas esculturas vivas, nos interpelan desde la pregunta del histórico vínculo del ser humano con la naturaleza.

Julia Cortese

​

​

Las esculturas vivas de Irene Aldazabal nada tienen que ver con los objetos fríos e inmutables de la escultura tradicional. La naturaleza, caótica y perecedera, se nos presenta en forma de objetos de contemplación que la sacan de contexto para enmarcar un instante. Un falso intento de control sobre lo indomable da lugar a un entramado de historias interrelacionadas. Procesos de vida y muerte ocurren ante nuestros ojos. La escultura palpita. La vida ya no es una obviedad.

​

Gabriela Toro

(Tesis de grado para la Licenciatura en Artes  Plásticas, FdA, UNLP, Dirigida por Silvina Spinardi

Exposición pública en Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales de la UNLP, La Plata, diciembre 2018)